La Clínica Legal Psicológica, conocida como “la Clínica” es una iniciativa que aporta a cómo vincular la psicología con los procesos de recuperación del país. La Clínica, adscrita al Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey, se fundó en el año 2018 y trabaja en varias comunidades del este de Puerto Rico, como San Isidro y Usubal en Canóvanas y en el sur de la isla como Arenas en Guánica, Barinas en Yauco y Villa del Carmen en Ponce2. En el capítulo presentamos los resultados de un estudio etnográfico que fundamentó el nacimiento de la Clínica y las bases teóricas y metodológicas que articulan nuestro trabajo clínico y legal, en las comunidades que han sido afectadas por los huracanes, los sismos y la pandemia. Presentaremos los resultados de nuestro trabajo a partir de las evaluaciones que llevamos a cabo cada año y los retos que hemos enfrentado en nuestro quehacer. Concluimos este capítulo presentando algunas preguntas que pudieran encaminar futuras recomendaciones dirigidas a insertar a la psicología en los procesos de recuperación del país.
La Clínica fue fundada por la Dra. Patricia Noboa Ortega y la Lcda. Belinés Ramos luego que la Dra. Noboa llevó a cabo un estudio etnográfico sobre los efectos psicosociales del huracán María en la comunidad de San Isidro, Canóvanas (Noboa-Ortega, Soto-Arzat, 2019; Noboa-Ortega, 2019; Noboa-Ortega, Ramos-Negrón, Gracia-Flores, Ocasio-Rivera, 2020; Noboa-Ortega,2021). Este estudio se realizó entre octubre 2017 a junio 2018 y utilizó múltiples técnicas etnográficas como observación partícipe, notas de campo, entrevistas informales y formales, y narrativas etnográficas. Entre los resultados de este estudio podemos mencionar que el 41% (n= 900) de las viviendas quedaron totalmente destruidas y que debido a la pobre infraestructura existente (p.ej., pozos sépticos mal instalados) falta de un sistema de acueductos y alcantarillados, carencia de cunetones) hubo inundaciones de hasta 15 pies de agua contaminada.
Como consecuencia las personas residentes que entraron en contacto con el agua desarrollaron condiciones de la piel. Se exacerbaron las condiciones crónicas preexistentes -como diabetes, hipertensión, asma, y cáncer. Durante la remoción de escombros, tres residentes murieron por leptospirosis3. Hubo pérdida de redes de apoyo por la emigración de personas que vivían en la comunidad. Las personas residentes recibieron un trato discriminatorio e insensible por parte de inspectores de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés). También, algunas personas que inspeccionaron los daños se comunicaban en inglés teniendo conocimiento de residentes que no lo entendían, o las personas residentes recibían cartas en inglés luego de haber solicitado las cartas en español.
Hubo inconsistencia en la otorgación de la asistencia de FEMA. Las personas residentes recibieron poca cantidad de dinero en comparación con los daños sufridos. Estos estresores provocaron que las personas residentes por periodos prolongados vivieran con mucha ansiedad, frustración, y desánimo de vivir; algunas atentaron contra su propia vida. También se redujeron sus ingresos por la pérdida de empleo, toda vez que las personas residentes, en su mayoría migrantes, trabajan en empleo doméstico, en la construcción, y cuido de personas ancianas. Como resultado de estas acciones ineficientes por parte de las autoridades, las personas residentes desconfiaban en las autoridades municipales, estatales y federales debido a que percibieron que no atendían sus necesidades más apremiantes (Noboa-Ortega, Soto-Arzat, 2019; Noboa-Ortega, 2019; Noboa-Ortega, Ramos-Negrón, Gracia-Flores, Ocasio-Rivera, 2020; Noboa-Ortega,2021). La necesidad evidente en los resultados del estudio fundamentó la creación de la Clínica, la cual describimos a continuación.
La Clínica tiene como propósito abrir un espacio para acompañar a las comunidades de bajos y moderados recursos económicos en sus respectivos procesos de recuperación y apoyarles en sus proyectos de autogestión. Ofrecemos a las comunidades servicios de acompañamiento legal y psicológico. El equipo de la Clínica lo integran la directora de la Clínica, que es psicóloga, la abogada comunitaria y socióloga que coordina el acompañamiento legal, las psicólogas clínicas y psicoanalistas que trabajan el acompañamiento psicológico, asistentes de investigación, y bioestadístico que llevan a cabo el trabajo de documentación, evaluación e investigación en cada una de las comunidades- Antes de describir cada uno de los acompañamientos, nos parece importante puntualizar lo que para el equipo de la Clínica- es acompañar. La palabra acompañar proviene del sufijo “con” (derivado en “com”) que significa “junto a”, que nos coloca en la posición de ser acompañantes “de”. La Real Academia Española (RAE) define compañero o compañera “como aquella persona que se acompaña con otra para algún fin o que participa de los sentimientos de alguien” (RAE, 2021). Para la Clínica, acompañar es estar junto a las personas residentes de las comunidades con las que trabajamos de manera sostenida en los procesos que advienen una vez inicia la recuperación, es decir, una vez pasan estos eventos. A través del capítulo explicaremos cómo articulamos nuestro acompañamiento.
Los sectores más propensos a recibir los efectos más adversos de los fenómenos- huracanes, y sismos - son aquellos que carecen de redes adecuadas o acceso a la información, están ubicados en una posición geográfica que les expone de manera significativa al desastre (zonas inundables o bajo riesgo de derrumbes) porque las estructuras de vivienda son débiles o están mal construidas o por ser comunidades aisladas (Segarra, 2018). Por lo tanto, los sectores más empobrecidos se ven más afectados por el impacto de estos eventos (Benach et al., 2019; Fernós, González, Reyes, Vicente, 2018; Román, 2018). Además, la recuperación para estos sectores también se está diferenciando. Veamos algunos datos que dan cuenta de las grandes barreras que han enfrentado y aún enfrentan las personas residentes de las comunidades empobrecidas para acceder a la asistencia luego del huracán María.
Posterior al paso del huracán María, el 62% de las personas damnificadas recibió denegatorias por parte de FEMA a sus solicitudes de asistencia financiera, principalmente por falta de titularidad (Banuchi, 2018). Las personas damnificadas tuvieron que enfrentar la ineficiencia y hasta violencia en la asistencia del programa Tu Hogar Renace, largas esperas para recibir atención, atrasos en las inspecciones, falta de acceso a la información, engaños, discrimen y reparaciones deficientes, que corrigieron organizaciones sin fines de lucro (Cortes, 2018; González y Wiscovitch, 2019). Este fue el caso de una de las residentes de la comunidad de San Isidro en Canóvanas, quien denunció como el personal del programa Tu Hogar Renace entró sin autorización a inspeccionar su hogar, sacaron artículos de valor, los colocaron en bolsas de basura fuera de su residencia y nunca regresaron para llevar a cabo el trabajo de reparación. Esta residente pudo documentar el suceso a través de un vídeo desde su teléfono celular.
Tu Hogar Renace fue implementado para el 2017 cuando FEMA autorizó el uso de asistencia pública para la creación de un programa dirigido a llevar a cabo reparaciones menores de emergencia en residencias. FEMA estableció un costo estimado de 1,680 millones de dólares, bajo el cual 75,000 hogares en Puerto Rico podían recibir servicios de reparación. Según el informe de la contralora de Puerto Rico, Yesmín Valdivieso, luego de una monitoría a mil hogares, se evidenció que el Departamento de la Vivienda pagó millones por trabajos que no se llevaron a cabo o se efectuaron defectuosamente validando los reclamos de las personas residentes en San Isidro, como de otras comunidades (Cybernews, 2021).
A estas barreras se suma la implementación de nuevos programas de recuperación a través de una asignación millonaria de fondos federales para la reconstrucción del país por los desastres de Irma y María bajo la administración del gobierno estatal. Estos programas traen nuevos y mayores requisitos para lograr el acceso a la asistencia. A poco más de cuatro años del paso de María, casi no se han reparado los hogares bajo programas como el R-3 (reparación, reconstrucción o reubicación) y no se han otorgado títulos de propiedad bajo el Programa de Autorización de Títulos (Cordero, 2020). En nuestro trabajo en San Isidro, hemos documentado la falta de acceso a la información, o la negativa a proveer información sobre estos programas, problemas de comunicación entre el gobierno estatal - Departamento de Vivienda - y municipal, como también la ausencia de proyectos para mejorar la planificación comunitaria.
En momentos de extrema necesidad y fragilidad, las personas residentes de las comunidades más afectadas no reciben la asistencia, la reciben tarde o enfrentan múltiples barreras burocráticas dejándoles con las mismas necesidades. Como hemos atestiguado en la Clínica, enfrentar esas barreras estructurales que imponen las instituciones estatales, federales o municipales provoca en las personas residentes, confusión, rabia, coraje, frustración, tristeza, desconfianza en las instituciones, sensación de desamparo y angustia, entre otros afectos. Estos afectos no son acogidos por las personas que han sido empleadas en estas instituciones gubernamentales, al contrario, niegan su responsabilidad ministerial con la comunidad, censuran esos afectos y/o exigen otros, vinculados con personas más pasivas, como no quejarse ni denunciar los atropellos que han vivido y/o esperar que olviden las violencias recibidas por parte de estas instituciones. Reconociendo este contexto de violencia, en la Clínica abrimos un espacio en las comunidades para que las personas apalabren el malestar, el sufrimiento y el dolor que les genera atravesar estas barreras y les apoyamos para que potencien sus capacidades, habilidades y construyan nuevos saberes para enfrentar esas barreras en la recuperación.
Nos parece importante para este trabajo delimitar el término recuperación. Según la Real Academia Española (2021) recuperación “es la acción y efecto de recuperar o recuperarse”. Para nosotras, recuperar es volver a adquirir aquello que se tuvo en algún momento previo y que por distintos motivos se había perdido. Ahora bien, no pretendemos que la comunidad vuelva al estado anterior de las cosas. De hecho, como nos sugiere Maldonado-Torres (2019), la catástrofe de María tiene raíces socio históricas, años de colonización que rayan en el genocidio, expropiación de los recursos naturales, la deshumanización de ciertas razas y etnias, crisis económica, de vivienda y social y abandono por parte del gobierno. Nuestro trabajo no se encamina a regresar a ese estado. En la Clínica vemos la catástrofe de María o de los terremotos como una interrupción temporal con el presente, que nos da una oportunidad para insertarnos en las comunidades y junto a las personas residentes, empezar a pensar, a interrogar, qué pasó, por qué y encaminar junto con las personas un proceso que posibilite desafiar esas condiciones - tanto sociales, subjetivas, cognitivas, o políticas - que permitieron que estas comunidades perdieran tanto en estos eventos. Además, trabajamos para que puedan recuperar ese inmueble y aquellos preciados objetos que perdieron. Entonces, ¿cómo articulamos nuestro trabajo de acompañar a las personas residentes en las comunidades?
El acompañamiento legal fue conceptuado por la abogada, socióloga y cofundadora de la Clínica, Belinés Ramos. Este acompañamiento tiene como objetivos que; a) las personas residentes conozcan sus derechos, b) cómo y cuándo reclamarlos, c) conozcan los pasos que deben seguir durante sus respectivos procesos de recuperación o posibles desplazamientos, y d) se perciban preparadas para manejar los retos que vienen como resultado de esa ineficiencia del gobierno municipal, estatal o federal. El trabajo legal se fundamenta en la metodología de investigación-acción participativa (IAP). Según Nistal (2007, pág.6), la IAP:
“Es un método de estudio y acción que busca obtener resultados fiables y útiles para mejorar situaciones colectivas, basando la investigación en la participación de los propios colectivos a investigar. Que así pasan de ser "objeto" de estudio a sujeto protagonista de la investigación, controlando e interactuando a lo largo del proceso investigador (diseño, fases, devolución, acciones, propuestas) y necesitando una implicación y convivencia del investigador externo en la comunidad a estudiar”.
En relación con nuestro trabajo, este tipo de acercamiento posibilita llevar a cabo los procesos involucrando a las personas residentes de las comunidades con las que estamos trabajando teniendo como fin que cambien las circunstancias que les afectan. Desde este encuadre se fomenta una relación no jerárquica. Además, se promueve la participación ciudadana como medio para lograr una recuperación justa que alude al derecho que tienen las comunidades a que los trabajos de respuesta, planificación o mitigación en pos de la recuperación, desarrollados por el gobierno estatal o municipal, atiendan sus necesidades y deseos y tengan como prioridad su participación. Por tanto, el trabajo legal se desarrolla partiendo de las necesidades reales y sentidas de las personas residentes “desde abajo y desde adentro” y no como el proceso tradicional que viene del clásico asistencialismo “desde arriba”.
Uno de los trabajos que hacemos en el acompañamiento legal es fiscalizar al gobierno municipal y estatal denunciando los asuntos que no se están atendiendo, para así visibilizar las necesidades y deseos de las comunidades. Una de las maneras en las que visibilizamos las situaciones es a través de la publicación de escritos en prensa. La Lcda. Ramos escribió el 1 de febrero de 2020, una columna en El Nuevo Día titulada: “Evitemos que se pierdan más vidas en Canóvanas”. En este escrito la licenciada denunció la inacción del gobierno municipal y la decisión de negar el acceso a la información sobre los nuevos programas de recuperación a la comunidad de San Isidro. Esta publicación tuvo como resultado que, en el mes de marzo 2020, el Departamento de Vivienda y el Municipio de Canóvanas orientarán a las personas residentes de San Isidro y a otras comunidades adyacentes sobre los programas de R3 y Autorización de Títulos. El programa de reconstrucción, reparación o reubicación (R3) se desarrolla con fondos asignados por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos (HUD, por sus siglas en inglés) para proveer asistencia para la reparación o reconstrucción de viviendas unifamiliares que fueron afectadas por los huracanes Irma y/o María. El programa de Autorización de títulos se creó para ofrecer asistencia para viviendas que carecen de título de propiedad. También para el mes de agosto 2020, se publicó un artículo en la revista digital 80grados titulado: “La recuperación será en comunidad o no será” (Ramos-Negrón, 2020) . En este escrito también se denunció la falta de colaboración del gobierno municipal de Canóvanas con la Clínica, para apoyar proyectos comunitarios dirigidos a la recuperación de San Isidro.
Otro de los trabajos que hacemos en el acompañamiento legal, va dirigido a encaminar o apoyar proyectos comunitarios vinculados a la mitigación de riesgos y a la planificación comunitaria que han sido propuestos por el liderato de las comunidades o por el propio Estado. Como hemos mencionado, antes de los huracanes Irma y María, existían necesidades que no se habían atendido por años las que se agudizaron con el paso de estos eventos. Algunos sectores de la comunidad San Isidro aún se sirven de una conexión ilegal al servicio de agua potable porque no cuentan con un sistema de acueducto de disposición de las aguas servidas, ni con un sistema de recolección y manejo de aguas de lluvia, tampoco con servicio de energía eléctrica residencial, ni con centros de recreación. Parte de los terrenos le pertenecen al Departamento de Vivienda por lo que muchas familias no cuentan con títulos de propiedad.
La Clínica apoyó a personas líderes de Valle Hill y Villa Hugo, sectores de la comunidad de San Isidro del pueblo de Canóvanas, en la revisión de sus propuestas y proyectos de mitigación para hacerlos llegar al Departamento de Vivienda. Este apoyo requirió reuniones con ambos sectores para explicar el concepto de mitigación y compartir la información sobre los Fondos del Programa de Subvención en Bloque para el Desarrollo Comunitario para la Recuperación ante Desastres de Puerto Rico (CDBG-DR, por sus siglas en inglés Community Development Block Grant – Disaster Recovery) e identificar esas necesidades que aún no se han atendido en la comunidad para plasmarlas en proyectos propuestos por las personas residentes. Una lista de estos proyectos fue enviada por la Clínica al Departamento de Vivienda como medida inicial. Para las vistas públicas celebradas por el Departamento sobre el Plan de Acción para los Fondos CDBG-MIT (Community Development Block Grant -Mitigación) la Clínica envió la ponencia junto con un vídeo desarrollado por el liderato comunitario que explicaba la situación de la comunidad y la información de los proyectos propuestos4.
Cuando ocurrieron los terremotos en el sur5, recibimos un dibujo de un chico de Villa del Carmen en Ponce, luego de desalojar su comunidad, debido a un aviso de tsunami (Ver Figura 1). Como el dibujo nos conmovió, decidimos visitar la comunidad junto a colegas de la Asociación de Psicología de Puerto Rico (APPR). Queríamos escuchar la experiencia de desalojo tanto de la niñez como de las personas adultas. Así comenzó nuestro acompañamiento en Villa del Carmen.
El pasado año, a través de reuniones comunitarias tanto con residentes como con la Junta Comunitaria Innovadora de Villa del Carmen, fuimos identificando las necesidades urgentes que han encaminado el trabajo legal. La más urgente, modificar el plan existente de desalojo ante un tsunami. Una vez identificamos las preocupaciones vinculadas al plan existente, nos contactamos con la Red Sísmica de la UPR - Recinto de Mayagüez. La Clínica, adscrita a la UPR - Cayey, la Junta Comunitaria Innovadora de Villa Carmen en Ponce y la Red Sísmica establecimos una colaboración dirigida a desarrollar un plan de desalojo comunitario. Este nuevo plan tomó en consideración las preocupaciones y necesidades de las personas residentes de Villa Carmen. Otro de los trabajos en el acompañamiento legal es abogar en favor de las necesidades de las personas residentes, como también, sumar, enlazar y crear alianzas con otras organizaciones que trabajen en favor de los intereses de las comunidades. A la fecha de impresión de este trabajo, Villa del Carmen es la primera comunidad en Puerto Rico que cuenta con un plan de desalojo comunitario, con la guía de la Red Sísmica, el aval del Municipio de Ponce y la Oficina para el Manejo de Emergencias. Las organizaciones nos encontramos en la fase de diseñar un plan de diseminación para hacer el mapa de desalojo comunitario en Villa del Carmen uno accesible a sus residentes. En el acompañamiento legal también llevamos a cabo orientaciones comunitarias e individuales. En las orientaciones individuales se atienden las particularidades de cada caso, se llevan a cabo apelaciones y representaciones legales, de ser necesario. Los títulos de las orientaciones comunitarias inician con el significante, “hablando en comunidad”. Algunos ejemplos incluyen: hablando en comunidad sobre titularidad y tenencia; desplazamientos; Fondos CDBG; el programa R-3; FEMA; Tu Hogar Renace; programas de vivienda; conflictos entre la comunidad; propiedades abandonadas y estorbos públicos; sucesiones; discrimen; derechos de personas inmigrantes; derechos en la adultez o personas que cuidan, entre otros temas que hemos trabajado. Con este significante “hablando en comunidad” queremos promover la práctica de que los problemas que les afectan se hablan, se dirimen y se buscan soluciones entre todas las personas que son las más afectadas y en un espacio común que es al interior de la comunidad. Este espacio, no es solo para socializar la educación legal, sino para organizar, movilizar, desarrollar estrategias y construir alternativas junto con las personas residentes. De esta manera construimos poder desde la comunidad y potenciamos las capacidades de las personas residentes durante este proceso de recuperación. Como se muestra en la Figura 2 se creó una hoja que fue utilizada para una orientación comunitaria en el sector Villa Hugo en San Isidro.
En las orientaciones comunitarias también nos acompaña - en la medida de lo posible - la psicóloga, toda vez que queremos humanizar los temas legales y también abrir un espacio para la expresión de afectos. Apostamos que a través de los diálogos en torno a lo que duele, poner afuera la rabia, la tristeza, compartir los procesos de ilusión y desilusión, las miradas, las sonrisas, los llantos, los silencios, toda esa experiencia afectiva, le posibilita a las personas residentes ver lo común entre sí, su humanidad, mortalidad, sexualidad, y deseos. Como hemos atestiguado en la Clínica, las pérdidas luego de los desastres dejan huellas, más también se pueden historizar y resignificar en la comunidad. Como nos sugiere Butler (2006) en su libro Vida Precaria: El poder del duelo y la violencia, si no se permite a una sociedad hablar de sus pérdidas, la gente siente que las pérdidas no son reales, que no valen, que no importan y se produce una falta de sensibilidad al sufrimiento que contribuye a la deshumanización de la sociedad.
El acompañamiento psicológico se encamina a que las personas residentes se perciban más fortalecidas para manejar los procesos emocionales y psicológicos que se desencadenan luego de estos eventos. A su vez, el trabajo clínico va encaminado a que las personas residentes a partir de apalabrar el sufrimiento y el malestar que provocaron estos eventos, y la escucha y las puntualizaciones de la psicóloga, generen un mejor entendimiento sobre dimensiones de su vida emocional y psicológica. Para alcanzar estos objetivos llevamos a cabo conversatorios que parten de las necesidades e intereses de las personas residentes y utilizamos el mismo significante “hablando en comunidad” para que nuevamente haya un espacio para la palabra. Le presentamos la hoja de promoción utilizada en uno de los conversatorios (Ver Figura 3).
También contamos con un programa clínico donde se ofrecen de entre cinco a ocho sesiones gratuitas tanto para la adultez y la niñez. El programa clínico se ofrece en la comunidad y con el apoyo de las personas líderes. Con las personas que pertenecen a las respectivas juntas comunitarias o residentes, habilitamos el espacio que servirá para escuchar, para acoger y recibir lo más íntimo de las personas residentes. En ese espacio se trabaja la dimensión singular del trauma desde una escucha psicoanalítica. Es decir, que en este espacio las personas residentes no solo apalabran y simbolizan lo que perdieron en María, los sismos y en la pandemia sino también, pueden asociar otros sufrimientos que antecedieron a estos eventos y que han dejado huellas. Algunos ejemplos incluyen la pérdida de un ser significativo (la muerte de un padre, madre, prole, de una pareja en un divorcio contencioso), la violencia intrafamiliar (el abuso sexual), el distanciamiento familiar por la emigración, las adicciones, los actos fuera de la ley (salidas que las personas residentes en ocasiones utilizan para afrontar la pobreza extrema) y la ausencia de oportunidades sociales y culturales.
En Villa del Carmen las personas residentes han sido directamente afectadas tanto por los terremotos, como por las amenazas de tsunamis y por el COVID-19. En este último año, la psicóloga ha estado escuchando de las personas residentes el malestar y el sufrimiento que provocan los rompimientos amorosos, la soledad y el fallecimiento de familiares debido a complicaciones de salud. Por tanto, en la actualidad manejan duelos, depresión, angustia y/o ansiedad, adicciones y fobia infantil. Algunas personas residentes, para abaratar los costos de vida o para cuidar de la salud de su familia, viven con los abuelos, abuelas, padres o madres. En el programa clínico hemos visto hasta tres generaciones cohabitando en una misma residencia, esto debido a los cierres de escuelas y la reducción de ingresos por la pérdida de trabajos. También la psicóloga ha estado trabajando con una residente con historial de violencia y abuso sexual durante su adolescencia y recién estuvo manejando una crisis con una de las personas residentes que dio positivo al COVID-19.
Habiendo presentado el propósito de la Clínica, las premisas teóricas que articulan el trabajo en los respectivos acompañamientos, y cómo llevamos a cabo el trabajo, presentamos a continuación el método, con los datos sociodemográficos de las poblaciones que hemos atendido y la descripción de los instrumentos que utilizamos para documentar nuestros servicios.
Hemos acompañado a 135 residentes principalmente de San Isidro en Canóvanas luego del huracán María y en Villa del Carmen en Ponce luego de los sismos de enero. Para este capítulo presentamos los datos sociodemográficos de las personas residentes de las comunidades de San Isidro y Villa de Carmen, aunque hemos acompañado a residentes que viven en el barrio de Arenas en Guánica y en Barinas en Yauco. En las orientaciones legales comunitarias han participado un promedio de 18 residentes por actividad, para una asistencia global de 367. En las orientaciones legales individuales han participado un total de 85 residentes; 69 de San Isidro, y 16 de Villa del Carmen. Presentamos en la Figura 4 el mapa donde se identifican las principales comunidades con las que hemos colaborado.
En San Isidro, las orientaciones legales individuales las han recibido, en su mayoría mujeres (59.4%), con promedio de edad de 51 años, edad mínima de 21 y máxima de 73. El 26% ha vivido en San Isidro por más de 20 años. El 77.6% de las familias tienen entre 1 a 3 integrantes. De las 10 personas residentes que mencionaron su grado académico6, el 81.9%, indicó que tenía el noveno grado o menos. En Villa del Carmen en Ponce, la mayoría son mujeres (55.6%) con edad promedio de 59 años, edad mínima de 30 y máxima de 74 años. Cerca del 90% de las personas residentes llevan viviendo más de 20 años en la comunidad. El 90% de las familias tienen entre 1 a 3 integrantes. Para el 66.7% de las personas residentes, el último grado alcanzado son estudios universitarios.
En los conversatorios en San Isidro, han participado 55 personas residentes. Debido a las órdenes ejecutivas, no se han podido llevar a cabo conversatorios en Villa del Carmen. En el programa clínico se han atendido un total de 46 personas residentes (26 de San Isidro, 20 de Villa del Carmen). En San Isidro, la mayoría que participa del programa clínico son mujeres (76.9%), con un promedio de edad de 39 años, edad mínima de 10 y máxima 83. La mayoría está casada o conviviendo (52.4%) con sus parejas. El 54.6% han vivido entre 2 a 13 años en su comunidad. El 76% de las familias, tienen entre 1 a 3 integrantes. El 78% tienen un grado académico finalizado de escuela superior o menor. En Villa del Carmen, también la mayoría son mujeres (65%), con promedio de edad de 39 años, edad mínima de 4 años y máxima de 88. El 50% están casados/as o conviven con sus parejas. El 88% han vivido 20 años o más en su comunidad. El 66.7% de las familias tienen entre 4 a 6 miembros. El 94% tienen estudios universitarios como último grado alcanzado.
De las personas residentes que inician el programa clínico, más del 90% se ha mantenido asistiendo a sus sesiones. Las personas que no han continuado, ha sido por razones de enfermedad o trabajo. En algunos casos, respetando el deseo de las personas residentes de continuar el proceso clínico, la psicóloga ha ofrecido más sesiones clínicas de las que las subvenciones remunera. En San Isidro, nos han subvencionado seis sesiones y ocho sesiones en Villa del Carmen. La psicóloga ha ofrecido hasta 15 sesiones en San Isidro y 16 sesiones en Villa del Carmen.
Para evaluar el funcionamiento de la Clínica utilizamos múltiples técnicas de evaluación: a) entrevistas iniciales clínicas y legales para las personas residentes que han participado de los respectivos acompañamientos; b) hojas de asistencia para las actividades comunitarias (sean reuniones, orientaciones o conversatorios); c) hojas de evaluación para las orientaciones comunitarias legales y conversatorios; d) los textos que nos envían los líderes y lideresas de comunidad a los respectivos “chats” de WhatsApp (si estos dan cuenta del trabajo que llevamos a cabo); e) escala que ausculta síntomas asociados a la depresión, que se administra antes y después de culminar el programa clínico; f) entrevistas de cierre legales y clínicas y, g) entrevistas con la Directora de la Clínica.
Entrevista inicial clínica. Tiene varias secciones. Las variables sociodemográficas, historial familiar, historial de condiciones orgánicas, historial general de desarrollo, aspectos socio-emocionales, impresiones clínicas y la escala que ausculta síntomas asociados a la depresión. Esta escala se administra a la población adulta. Esta escala fue desarrollada por la Dra. Rowina García y una trabajadora social del Orange County Rape Crisis Center (OCRCC) de Carolina del Norte, tomando como referencia el DSM-4R 7. La escala tiene 13 aseveraciones de tipo Likert que van de nunca a siempre (con valor de 1 a 4). La escala obtuvo una puntuación de .88 en el análisis de Alpha de Cronbach, y las correlaciones de cada una de las aseveraciones con el resto de ellas son altas (> .40), por lo que podemos indicar que los ítems de la escala se relacionan bien entre ellos.
Entrevista de cierre clínica. Al concluir el programa clínico, se lleva a cabo una entrevista de cierre con la psicóloga clínica. En esta se aborda: el total de visitas, el asunto o problema tratado, razones para el cierre del caso, y se administra la escala para auscultar los síntomas asociados a la depresión.
Entrevista de cierre con la Directora. Al concluir el programa clínico, la psicóloga clínica invita a las personas participantes del programa a una entrevista con la directora. El criterio que utiliza para la invitación es uno clínico, si se le percibe con fortaleza para participar de la entrevista. La guía contiene variables sociodemográficas, cómo se enteró del programa clínico, qué le pareció el programa, y qué cambios, si alguno ha percibido en su vida.
Entrevista de inicio legal. Esta entrevista comienza con las variables sociodemográficas. Las próximas preguntas van dirigidas a conocer si solicitó asistencia a alguno de los programas post desastre, si la recibió o si no solicitó y la razón. Luego abrimos el espacio a conocer la situación en particular ya que podemos ofrecer orientaciones individuales de algunos otros temas de derecho civil. Culmina la entrevista acordando si se dará seguimiento, en caso de que la persona necesite orientación adicional, también se da la opción de referir a alguna otra organización colaboradora, en caso de que no podamos trabajar el asunto con los recursos con los que cuenta la Clínica.
Entrevista de cierre legal. La Lcda. Ramos lleva a cabo entrevistas a residentes de las comunidades que hayan recibido servicios legales, también a las personas que lideran. Esta entrevista ausculta las preguntas sobre las orientaciones que recibió, cómo le ayudaron y si logró algo distinto en su solicitud de asistencia con el acompañamiento de la Clínica. Las entrevistas a líderes nos permiten conocer cómo el trabajo de abogacía y acompañamiento legal a juntas comunitarias aporta al trabajo que se realiza en cada comunidad.
Hoja de asistencia. Contiene variables sociodemográficas, información contacto, y si autoriza a publicar fotos.
Hoja de evaluación para las orientaciones comunitarias y conversatorios. Se miden varios aspectos: una evaluación general sobre qué les pareció la actividad, el conocimiento adquirido a partir de la información compartida; una auto evaluación sobre cuán preparados y preparadas se sienten para manejar los retos al solicitar los programas de ayuda (solamente en acompañamiento legal) y recomendaciones para mejorar las orientaciones futuras.
Llevamos a cabo estadísticas descriptivas e inferenciales en el programa de SPSS versión 26. En el programa clínico, para conocer si hay alguna diferencia estadísticamente significativa entre las puntuaciones de sintomatología asociada a la depresión, llevamos a cabo una prueba t pareada y para evaluar el tamaño del efecto utilizamos la d de Cohen. Se evaluó la normalidad de la escala a través del análisis de Shapiro - Wilks (p = .096) aplicado a la diferencia entre las puntuaciones de todas las pre y post pruebas a la vez. Para las entrevistas de cierre de ambos acompañamientos llevamos a cabo un análisis cualitativo de los discursos de las personas residentes. En la entrevista le solicitamos su consentimiento para grabar la entrevista y le aclaramos que los servicios no se verán afectados si no desean contestar alguna pregunta. Grabamos las entrevistas en los teléfonos celulares de las entrevistadoras, transcribimos las entrevistas y categorizamos sus verbalizaciones a luz de las preguntas, principalmente lo que apunta a la experiencia recibiendo los servicios legales y psicológicos y cómo le ha ayudado en su situación.
En San Isidro, las personas participantes que tienen completadas la pre- prueba y post-prueba sobre sintomatología asociada a la depresión son 21. El tiempo que transcurre entre pre y pos - prueba es variable y responde a los lineamientos psicoanalíticos de caso a caso, es decir, se privilegia el trabajo con la singularidad del sujeto, por lo que una vez termina el trabajo clínico que parte siempre del deseo de la persona residente, es entonces que se administra la post prueba. Un estimado entre la pre y post prueba, usualmente no pasa de seis meses de tiempo. Nos parece importante puntualizar que las decisiones metodológicas se dan a partir del cierre clínico y no de lo que las subvenciones nos permiten hacer o lo que los diseños cuasi experimentales nos dictan hacer. Asumimos las consecuencias si estas decisiones afectan los resultados cuantitativos, pero para nosotras, la ética psicoanalítica tiene mayor valor.
La diferencia entre estas pruebas fue estadísticamente significativa, t(20)= 2.666, p = .015, d=0.815) y el tamaño del efecto interpretable como uno grande. Estos resultados muestran que el trabajo clínico produce un cambio favorable en su estado anímico. En la Figura 5 mostramos las diferencias en los síntomas asociados a la depresión para las personas residentes que participaron en el programa clínico. En la pre-prueba obtuvieron una puntuación M = 31.81, DE = 9.341 y en la post prueba se redujo a 24.81, DE = 7.769.
En Villa del Carmen, las personas participantes del programa fueron (n = 12). A continuación, en la Figura 6 presentamos las diferencias de promedios entre ambos tiempos.
En la pre-prueba obtuvieron M = 29.09, DE = 4.209 y en la post prueba, el promedio se redujo a 24.67, DE = 3.085. El análisis estadístico mostró significancia estadística, t(11)= 3.295, p = .007. El tamaño del efecto fue uno grande (d = 1.287) aún cuando la muestra era pequeña. Los resultados muestran que, para las personas participantes del programa clínico, los síntomas asociados con la depresión se reducen.
Para comprender mejor los efectos del programa clínico, la directora de la Clínica lleva a cabo entrevistas a las personas participantes o hablantes. Entre las preguntas estaba su experiencia recibiendo los servicios y los cambios percibidos luego de las sesiones clínicas. Compartimos algunas verbalizaciones que dan cuenta de los movimientos que se han producido en cada hablante participante del programa de cada comunidad. El primer caso, es de una mujer dominicana de la comunidad de San Isidro que llegó a una orientación legal comunitaria porque una vecina la trajo luego de haber intentado suicidarse. En la entrevista la mujer comentaba que antes se sentía sola, rechazada y vivía convencida de que nadie la quería. Recibía tratamiento psiquiátrico en una organización del área metropolitana y señaló que el psiquiatra solo se limitaba a la neuroquímica del cuerpo y no a las causas de su dolor. "No me preguntaban nada. Sólo me daba los medicamentos y ya" (MGA _SI_066)8. Los medicamentos le estaban haciendo daño; según ella: "Sentía que se iba a morir y que el corazón le quería reventar”. Reconoce que gracias a la intervención de la doctora "está viva" porque luego de su evaluación, le sugirió reevaluar su tratamiento y atender mejor su medicación. El espacio que abrió la doctora para escuchar su dolor, le permitió elaborar sobre las huellas del abuso físico, emocional y psicológico que recibió por parte de su ex-marido, un hombre puertorriqueño.
Durante los cinco meses que vivió en el refugio en Canóvanas, esta mujer también recibió abuso institucional por parte de personas que ocupan puestos de poder en el Departamento de la Vivienda. "Las ayudas de viviendas son exclusivas para las personas ciudadanas americanas"; "Que se fuera para la República Dominicana, aquí no tienen nada que hacer"; "Son basuras", "Si no tenían donde vivir, que vivan bajo un puente". Este trato discriminatorio no es aislado, hemos documentado más casos de abuso. Concluyó la entrevista señalando que los mejores servicios que ha recibido después del huracán son los de la Clínica porque hemos sido quienes la hemos apoyado “lo mejor que me ha tocado como doctora ha sido ella”.
Nos parece importante puntualizar varios asuntos que se desprenden de su discurso. Como hemos señalado, el sufrimiento no viene sólo por los eventos, sino también porque las personas residentes han recibido violencia y abuso. Han tenido que enfrentar un Estado xenófobo que desprecia a los sectores marginales y empobrecidos. Han enfrentado lo que produce una cultura misógina y patriarcal. Han recibido precarios servicios de una clase profesional que no cuenta con la preparación clínica para escuchar el dolor humano. Precisamente, hay una ausencia de espacios de escucha donde exista otra persona que reciba no sólo lo más íntimo de nuestro sufrimiento con respeto y sensibilidad; sino también que apueste a la potencia que cada persona tiene de adentrarse a las dimensiones inexploradas de su vida. Esto se logra a partir de una palabra articulada y comprendida, lo cual es parte de la apuesta del psicoanálisis. Aunque no necesariamente las personas residentes están llevando a cabo un análisis, las psicólogas clínicas que colaboran en la Clínica, tienen una formación psicoanalítica, por lo que cuentan con la preparación y la disposición para abrir un espacio para escuchar la palabra de las personas residentes.
Una residente de Villa del Carmen puntualiza la importancia de la palabra y de la escucha, sobre todo cuando no hay espacios en nuestra cultura para hablar del dolor que supone la pérdida:
“La Dra. nos da el espacio para hablar. Ella escucha a uno y eso es bueno. Me da ese espacio. Yo estoy viviendo con mis dos hijos por la muerte de mi esposo. Uno no saca todo por no hacerlos sufrir… Con ella uno suelta muchas cosas. Fueron 35 años de casados y fue sorpresivo para todo el mundo. Fue una cosa terrible. Fue un golpe terrible, terrible, terrible… Yo estoy tratando de sobrevivir, pero no es lo mismo... Aquí me siento más como en casa. Ella es especial (refiriéndose a la doctora). Me ha encantado el espacio. Saco todo lo que siento.” (MR_PO_06).
Como nos sugiere Valverde (2016) cuando se vive una pérdida es necesario realizar el duelo, realizar la elaboración de lo que no está para luego poder sentir otras emociones y poder seguir adelante con la vida y con nuevas experiencias. Como suponen las palabras de esta residente, no sólo perdió a su compañero de vida, alguien a quién amó, según compartió en la entrevista, sino que perdió su hogar como consecuencia de los sismos, y también de cierta manera perdió su modo de vivir, como es el vivir con ciertas garantías y seguridades: hogar y compañero de vida. El programa clínico en la medida que abre espacio para que las personas residentes puedan expresar sus afectos, narrar las veces que sean necesarias lo que supone la ausencia, va permitiendo que esos afectos no queden congelados en el cuerpo de la persona hablante - ni tampoco en el de la familia - ayudándoles de algún modo a que esos afectos encuentren las palabras y las palabras sus afectos.
Para el acompañamiento legal, también llevamos a cabo entrevistas a residentes y a personas líderes. Una de las lideresas del sector de Villa Hugo en San Isidro nos comentó:
“La Clínica ha sido importante, llevábamos tiempo trabajando sin ayuda de otras organizaciones hasta que llegaron ustedes. La asistencia individual fue significativa y muy positiva... Me sentí muy identificada con las orientaciones comunitarias. La información de las orientaciones coincide con el pensamiento que hemos tenido desde que vivimos en esta comunidad, de colaboración y solidaridad. La experiencia en las orientaciones puede ser base para la formación o el trabajo con otros grupos. También nos ayudó a acercarnos a la líder comunitaria (refiriéndose a la lideresa del sector de Valle Hill) y tener la oportunidad de trabajar juntas. Se nota el cambio desde que se dan las reuniones mensuales”.
Esta puntualización da cuenta de dos asuntos importantes: la ausencia de apoyo para este sector y la importancia de la presencia de la Clínica en el barrio. También su discurso sugiere que los espacios comunes, sean las orientaciones o reuniones comunitarias, sirven para unir a los sectores del barrio, que han estado divididos por años por la intromisión político partidista. Además, estos lazos entre sectores posibilitan construir poder en la comunidad.
La presidenta de la Junta Comunitaria de Villa del Carmen, luego de una reunión de cuatro horas con el Coordinador del Programa Tsunami de la Red Sísmica de la UPR en Mayagüez, Roy Ruiz Vélez y la Lcda. Ramos, nos escribió un texto de agradecimiento a través de la plataforma de WhatsApp. Este texto además de ser uno emotivo y expresar la importancia de la reunión, también da cuenta de los efectos que tiene el trabajo legal en la vida de esta lideresa:
“Gracias a la ayuda de ustedes, hoy tuvimos una reunión estupenda con Roy Ruiz de la Red Sísmica. Me emocionan estas reuniones ya que son un enorme aliciente. Ya no tengo el sentimiento de correr para salvar la vida después de un terremoto con alarma de tsunami. Eso es maravilloso. Me alegra muchísimo saber que pronto la comunidad tendrá esta información y podrán sentir paz. Sí, paz. Vivir en un área de tsunami en tiempos de terremotos es como vivir en la guerra. ¡Qué feliz estoy! Gracias, equipo”.
A partir de las orientaciones legales individuales, particularmente de las 25 apelaciones a FEMA que llevamos a cabo luego del huracán María, logramos que algunos residentes de San Isidro recibieran nuevas inspecciones y obtuvieron entre $5,000 a $12,000 para reparar sus residencias. En el caso de los terremotos, una de las residentes del sur, obtuvo la cantidad máxima de $33,473.14.
Hemos enfrentado múltiples retos en estos tres años. Compartimos algunos de ellos.
1. Sustentabilidad: La Clínica se sustenta a través de subvenciones, así que la búsqueda de convocatorias y propuestas que den continuidad a estas iniciativas es una constante y muy drenante. El responder por un lado a las necesidades que identificamos en las comunidades y, por otro lado, responder a lo que las fundaciones quieren apoyar, es un reto continuo. Las preguntas constantes de la directora de la Clínica, ¿cómo presentar proyectos que sean lo suficientemente atractivos para que las instancias donantes quieran invertir en las iniciativas? ¿Cómo evidenciar el trabajo? ¿Cómo documentar continuamente los movimientos discursivos en las comunidades con poco presupuesto y personal?
2. Pobre infraestructura en la comunidad y su impacto en el trabajo a distancia por el COVID. Trabajamos presencialmente en las comunidades. En San Isidro, habíamos establecido una estructura de visitas mensuales y debido a la pandemia, tuvimos que llevar a cabo el trabajo de manera virtual y/o telefónica. El que la comunidad no cuente con una buena señal de telefonía y no cuenten con la infraestructura digital para sostener el trabajo de manera virtual desarticuló la estructura de trabajo que llevábamos previo a la pandemia.
3. Construir una agenda común. Parte del trabajo del acompañamiento legal requiere de la colaboración del gobierno municipal y estatal. Particularmente el gobierno municipal de Canóvanas no ha estado en la disposición de trabajar porque nos asocia y vincula con personas líderes que históricamente les han reclamado y denunciado sus inacciones. Establecer entre las personas líderes de San Isidro una agenda común dirigida a la recuperación ha sido otro reto. Históricamente los sectores más empobrecidos han sido objetos de la intervención político partidista, por lo que prevalece la lógica de trincheras; si estás con la alcaldesa estás en contra mía. También están muy presentes las imputaciones al otro, “la otra persona lo hizo” y la insistencia a la auto-referencia “yo hice esto”.
4. Burocracia en la universidad. La Clínica al operar desde la UPR, está sujeta a todas las regulaciones, reglamentos, y procedimientos administrativos de una agencia de gobierno. Dichos procedimientos en ocasiones han sido innecesarios y en otros momentos han entorpecido el trabajo. Ejemplo, para redactar una propuesta, la administración requiere como mínimo que la directora - que es docente en la universidad- informe con dos semanas de antelación la intención de someter la propuesta. Muchas convocatorias de fundaciones en Puerto Rico las recibía de una semana para otra, por lo que no podía someter la propuesta. Si una fundación quería otorgar más fondos a alguna iniciativa, eso requería enmendar contratos o hacer contratos nuevos al personal, por lo que le requería nuevamente la entrega de múltiples documentos (Certificado de Registro Único de Profesionales-RUP-, registro comerciante, certificación negativa de ASUME y CRIM, antecedentes penales, seguro choferil, etc.) y estos debían entregarse antes de formalizar los contratos. Mientras el personal de la Clínica recaba la documentación requerida seguía trabajando en la comunidad. Durante el COVID, algunas de las agencias gubernamentales no estaban atendiendo de manera presencial y sus páginas webs estaban fuera de servicio, como fue el caso del Departamento del Trabajo, por lo que el proceso de contratación, facturación y cobro se vio afectado. Actualmente, nos encontramos examinando la viabilidad de operar la Clínica fuera de la universidad. La naturaleza del trabajo de la Clínica requiere de procesos más ágiles y afines con estructuras más sensibles a los gradientes de informalidad que coexisten en las diversas comunidades, particularmente, luego de eventos como los que hemos vivido.
Para articular recomendaciones dirigidas a insertar a la APPR o a cualquier organización en los procesos de recuperación quisiéramos concluir con unas preguntas que nos parecen que pueden encaminar el trabajo de inserción inicial con las comunidades y que genere reflexión en quien lee. ¿Cómo podemos pasar de ser unos extranjeros o extraños a ser unos acompañantes para las personas, sobre todo, en momentos de extrema fragilidad? Una vez nos insertamos en las comunidades, ¿Cómo podemos ser fiables para las personas? ¿Qué acciones nos requiere? ¿Cómo elaborar un proyecto sostenido que trabaje en favor de los sectores más empobrecidos, y que no se apreste a psicologizar lo social? ¿Cómo acompañar, y apoyar, sin ser asistencialistas?
A partir de lo presentado, recomendamos que las iniciativas que se generen desde la academia, la investigación, y la práctica de la profesión deben considerar algunos principios. El primero, las iniciativas de respuestas ante desastres deben ser pensadas desde la interdisciplinariedad. Son muchas, variadas y cambiantes las necesidades de las personas residentes de las comunidades. Por lo que se requiere de un equipo con diversos trasfondos académicos, como, por ejemplo, medicina, enfermería, psicología, psicoanálisis, leyes, planificación, ingeniería, antropología, arte, entre otras. Como la mayoría de la membresía de la APPR es de psicología, articular alianzas con otras profesiones es importante. De acuerdo con el proceso de recuperación en que se encuentre la comunidad, hay disciplinas más necesarias que otras.
Segundo principio, las iniciativas no deben ser cortoplacistas. Trabajar con las condiciones de pobreza, desigualdad, de exclusión y de abandono requiere de un trabajo sostenido de mucho tiempo y de una profunda comprensión de cómo esas condiciones afectan la vida de las personas residentes.
Tercer principio, el trabajo requiere que las propias comunidades sean las que accionen sobre esas condiciones, por lo que los procesos de planificación de investigaciones, o de intervenciones dirigidas a la mitigación de riesgos o al manejo de los efectos psicosociales de los desastres deben estar pensadas desde sus inicios con los líderes y lideresas. Si algo hemos aprendido en la Clínica es que las iniciativas que se sostienen toman en consideración el trasfondo histórico de las comunidades. Conocer este trasfondo permite que las iniciativas estén mejor fundamentadas y encaminadas.
Cuarto principio, desde qué lugares recabamos la historia de las comunidades. La historia que vamos conociendo de las comunidades parte del discurso oficial propio de las autoridades y las instancias de poder, que como sabemos invisibiliza, coarta, con frecuencia miente y elimina sucesos importantes de la vida de las personas residentes. Esa historia debe partir del sufrimiento y la potencia de sus residentes que tienen acceso desigual a los medios para producir la historia de su recuperación.
Para concluir, en este trabajo quisimos hacer un recorrido sobre el origen de la Clínica, qué hacemos junto con las comunidades, cómo llevamos el trabajo de acompañamiento y los retos que conlleva este tipo de trabajo.
1Comunicaciones relacionadas a este capítulo pueden dirigirse a la Dra. Patricia Noboa Ortega: patricia.noboa@upr.edu.
2El trabajo de la Clínica ha sido posible gracias al apoyo que hemos recibido de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, de la Fundación Fondos Acceso a la Justicia, la Fundación Segarra Boerman & Hermanos Inc., la Fundación Miranda y otras organizaciones hermanas, colectivos y movimientos.
3La leptospirosis es una enfermedad infecciosa causada por bacterias que pueden producir infecciones potencialmente mortales de los riñones, el hígado, el cerebro, los pulmones o el corazón. Se contrae al beber o tener contacto con agua (como al nadar, o ir en balsa o kayak), o tierra que haya sido contaminada por orina o líquidos corporales de animales infectados o al exponerse a orina o líquidos corporales de animales infectados (CDC, 2017).
4Pueden acceder a la página de Youtube de la Clínica Legal Psicológica para ver el video: https://www.youtube.com/channel/UCZnvp9m2Z7MjrjnAgDff4mg.
5En varios pueblos del sur de Puerto Rico ocurrieron múltiples terremotos que se iniciaron en diciembre del 2019 y continuaron por varios meses en el 2020 causando severos daños estructurales y hasta pérdidas de vida.
6Muchas personas residentes son atendidas luego de las orientaciones comunitarias y en muchas ocasiones no se le puede hacer completa la entrevista legal inicial, por lo que algunos datos como grado alcanzado no se tienen para este escrito.
7Para tener acceso a la escala se pueden comunicarse al correo de la Clínica, clinicalegalpsicologica@gmail.com
8Participante del programa clínico en la comunidad de San Isidro en Canóvanas. Para salvaguardar la identidad del participante se creó el código identificador.